Leonardo Da Vinci

La última cena
Retrato de Ginevra de' Benci
Una pieza maestra no terminada

 
Desde que Leonardo era un niño la gente se dio cuenta de que estaba 'bendecido' con grandes dones. Era una persona muy cortés, tenía un sutil sentido del humor, y una gran fuerza física. A su vez, contaba con una curiosidad que lo hacía explorar todo lo que encontraba a su alrededor. Conforme fue creciendo, estudio arquitectura, matemáticas, escultura, pintura, anatomía, poesía, literatura, música, geología, botánica, e hidráulica. Está estimado que llenó unos 120 cuadernos llenos de dibujos y rodeados de explicaciones. Éstos cuadernos revelan a un hombre que se mueve continua y radicalmente de un área de estudio hacia otra. Sus temas van desde anatomía a nubes de tormenta, desde formaciones rocosas hasta fortificaciones militares. Disecó cadáveres en tiempos en que ésta era una práctica ilegal, arriesgando su persona a severos castigos. De ésta forma Leonardo aprendió la forma en que se unen brazos y piernas, y como un reacciona un músculo al movimiento corporal. Estaba especialmente interesado en la cabeza, particularmente en como ve el ojo y como razona la mente. Buscó la parte en la cual se juntaban los sentidos, creyendo que ahí encontraría el alma.
La última cena Los trabajos artísticos de Leonardo son limitados en número. Dejó muchos trabajos sin terminar debido a que los resultados finales no le complacían o porque prefería cambiar a otra actividad. Además, siempre estaba experimentando, y muchos de sus experimentos terminaban en errores. Quizá su mayor 'error' es su versión de la última cena. Ésta era una magnífica pintura que comenzó a caerse, en forma de escamas, de la pared poco tiempo después de que fuese aplicado el último brochazo.

La última cena había sido representada muchas veces con anterioridad, y quizá esto interesó a Leonardo, puesto que representaba el reto de crear su propia versión. Contaba con una pared completa para trabajar. Era ésta una pared en el salón de comida usado por los monjes en el monasterio de Santa María delle Grazie, en Milán. Usando perspectiva lineal, Leonardo designó una escena de tal forma que pareciese una continuación del salón de comidas. Cristo está en el centro de la composición. Todas las líneas arquitectónicas conducen hacia él, con su silueta en la ventana. Acaba de anunciar que uno de sus apóstoles lo traicionaría, y esto creó un intenso movimiento en la mesa. Solamente Cristo permanece calmado y silencioso, separándolo efectivamente de los demás. Los apóstoles están en grupos de tres, cada uno de ellos expresando incredulidad acerca de la aseveración de Cristo, excepto Judas. La tercera figura a la izquierda de Cristo, Judas, se levanta de la mesa y fija sus ojos en Cristo, con una expresión de cólera y desafío. Está aún más distanciado de los demás por el hecho de que su cara es la única que aparece en sombra. Los demás apóstoles, asombrados, se encojen en sus asientos, expresando sus negaciones y preguntas en formas diversas.

Conforme examinamos la pintura de Leonardo, nos topamos con una característica inusual. Los apóstoles están reunidos en el lado opuesto de la mesa. Ciertamente, no habrían podido estar cómodos en esa forma, y aún así ninguno se ha movido hacia el lado cercano, en donde hay más espacio. Leonardo escogió no diseminar sus figuras ya que esto habría reducido el impacto de la escena. En vez de esto, los junto, con el propósito de incrementar la acción y el drama.

Leonardo rompió con el esquema tradicional, incluyendo a Judas con los demás apóstoles. Anteriores trabajos usualmente lo mostraban parado o sentado en una orilla de la mesa, apartado de los demás. En vez de eso, Leonardo lo colocó junto con los demás apóstoles pero lo hizo fácil de identificar incluyéndole un perfil obscuro, que significaba la culpa. Esto era con el hecho de mostrar que Judas estaba separado de los otros en un modo espiritual más que en un modo físico.
 
 



 






Vasari nos relata que el superior del convento en el cual estaba pintando la pared se volvió impaciente con Leonardo mientras que pintaba la última cena. El pensó que el artista estaba tomando mucho tiempo en terminar la obra. Se molestó especialmente cuando se dio cuenta de que Leonardo gastaba largos periodos de tiempo contemplando la pintura en vez de trabajar en ella. Enfadado, el superior fue a quejarse con el Duque de Milán. Después de oír las quejas en contra de su persona, Leonardo se defendió diciendo que los hombres de genio a veces producen más cuando no están trabajando en absoluto. El Duque no encontró razones para quejarse de ese argumento. Después, Leonardo continuó diciendo que dos cabezas le estaban dando grandes problemas: La de Cristo y la de Judas. El hubiera buscado un modelo para Judas, pero era improbable que encontrara un hombre tan loco y depravado como aquel que traicionó a Cristo. De todas formas, se apresuró a decir, que siempre podría pintar la cara del problemático superior!

Ciertamente es una fortuna que la pintura de Leonardo, la última cena, aún existe. A través de los siglos, ha sufrido de una gran cantidad de abuso y negligencia desde que fue terminada. Después de la muerte de Leonardo, otros artistas han tratado de repararla, pero han usado colores erroneos. Conforme los años pasaron, la pintura se volvió menos y menos intensa en color. En cierto momento, un monje en el monasterio ordenó colocar una puerta en la pared. La marca de esa puerta puede aún ser vista en el fondo de la pintura. Años más tarde, la armada de Napoleón penetró en Italia, y el salón de comida fue convertido en un hogar temporal para los soldados. Éstos últimos de distraían tirando sus botas contra el rostro de Judas. Después, durante la Segunda Guerra Mundial, el monasterio fue bombardeado, y el salón de comidas sufrió un impacto directo. Solamente una pared, protegida por sacos de arena y un marco de acero, quedó en pie - aquella en la que estaba pintada la obra maestra de Leonardo -.Aún a salvo, pero con profundas cicatrices, la pared fue cubierta con un lienzo. La humedad se generó debajo del lienzo, y cuando éste fue removido se encontró que la pared estaba cubierta por un musgo blanco. Después de la guerra, los trabajos de restauración duraron dos años. El trabajo para restaurar ésta pintura continúa aún hoy.

Retrato de Ginevra de' Benci La única pintura de Leonardo que se encunetra en los Estados Unidos es el retrato de Ginevra de' Benci, la hija de un rico banquero florentino. En su famosa pintura titulada la Mona Lisa, Leonardo creó una sonrisa misteriosa y evocativa sonrisa. De cualquier modo, en el retrato de Ginevra de' Benci, los ojos se llevan la atención. Al principio, parece que éstos se fijan en ti, pero en el siguiente instante parecen contemplar algo que se encuentra atrás tuyo. Puede que Leonardo haya hecho ésto para fijar tu mirada en las pupilas, las cuales habían sido pintadas con capa sobre capa de pintura transparente hasta que éstas parecieran brillar. Es desconocido el porqué puso tanto detalles en los ojos de ésta pintura. Quizá ello tenía que ver con su curiosidad acerca de la mente y como trabajaba ésta. Leonardo pudo haberle dado a los ojos la función de ventanas para la mente.
 
 


Una pieza maestra no terminada Leonardo fue un genio que mostraba una gran habilidad en cualquier cosa que intentaba. Ésta era su bendición y su maldición, brincaba de un trabajo a otro. Su constante experimentación muchas veces le impedía permanecer en un mismo proyecto hasta que éste fuese completado. Como el perfeccionista que Leonardo era, nunca estaba totalmente satisfecho con sus esfuerzos. Cuando murió, aún tenía en posesión el retrato de la Mona Lisa. Había estado trabajando en él por 16 años y aún decía que estaba incompleto. Aquella pintura, que para él estaba incompleta, es ahora uno de los trabajos de arte más famosos jamás creados.
 
 
 
Regresa a la página principal